lunes, 31 de enero de 2011

Día 13: de los Buenos

Ayer se fue Evan. Subimos porque llenaría su botella con jugo y yo pasaría a comerme un pan con queso y jamón. Siempre hacíamos eso los fines de semana. Como Yessenia es su jefa, le pedíamos permiso e íbamos a la once a relajarnos un poco. En el grupo también está Cristián, un ex cajero, ahora supervisor de fin de semana. Un buen elemento, como nos dice Monica. Pocos condoros, mucha venta y demasiada responsabilidad. La apoyabamos como supervisores y eso terminó por destacarnos sobre la media. Después yo me fui a informática y Cristián fue ascendido a supervisor. Evan se quedó en cajas. El tiempo pasó y comenzamos a conocer a la empresa y su modo de trabajar con los empleados. Su trato. Fue ahí cuando empezó el desencanto.

En dos días nos vamos a Tomé con Jack. Ya está todo listo. A ratos voy ordenando el bolso, sacando las poleras y los boxers, mientras ordeno el cuarto de estudio porque hoy vendrá Nathalia a visitarme. Con la Gorda (le digo Gorda, porque ella siempre me dice Gordo, de cariño. Pero en realidad es una morena de un cuerpo envidiable) desde hace semanas que estábamos organizándonos para vernos, pero por esas extrañas cosas de la vida no lo lograbamos. Ahora, como yo me voy para Concepción, y quizás no vuelva como en dos semanas, vendrá a Las Lomas para pasar la tarde acá. Pero volvamos a lo del viaje. Llamé a Elizabeth el domingo desde la pega, porque después no la podré llamar hasta el miércoles, cuando lleguemos allá. Dejamos todo en claro lo que haremos y donde nos juntaremos. Totalmente anexo, me contó que había hablado con Felipe, después de cinco meses.
"Me llamó super tarde en la noche. Le contesté y cuando oí su voz se me revolvió todo el estomago. Nunca pensé que después de tanto tiempo me iba a volver a llamar"

Al principio, daban bonos por ventas y otras cosas. De a poco esos beneficios fueron sacados del sueldo, y éste bajó demasiado. Después era necesario que autorizaran las horas extras para poder recibir el pago correspondiente por ellas, y si tu jefe no lo hacía, no te las pagaban. Evan comenzó a desmotivarse por esto y muchas situaciones más. Comenzó a faltar y a mostrar su desagrado frente a la pega. Y lo entiendo. Al final, lo único que nos mantiene unidos ahí es que hay plata segura a fin de mes, a demás de estar en un grato ambiente de trabajo. Pero no se trabaja con ganas, y los que eran un buen elemento lo dejan de ser al no ver resultados frente al esfuerzo efectuado. Evan era de los buenos y la empresa no lo supo cuidar. Por lo mismo, los Buenos serán sólo leyendas. Nada más
Ahora parte a buscar sus sueños como actor, siendo recordado como uno de los Buenos.

Soñé que volvía con Pelirroja. Cuando desperté, recordé que hace mucho tiempo que no me acordaba de ella. Fue extraño y volví a sentir esa sensación de vacío cuando me hallé perdido en la cama. Pero la calma volvió y traté de explicarme por qué tan nauseabundo sueño. 
"Cuando corté, vi unos vídeos que tenía con él y me acordé de las güeás que nos reíamos y de lo bien que lo pasábamos. En realidad, no podíamos estar juntos. Él era de esos güeones que les gusta güebiar con muchas minas al mismo tiempo y yo no tenía tiempo ni cabeza pa' mamarme malos ratos" me dijo Elizabeth.
"¿No te pasó nada después de escuchar su voz?" le pregunté.
"Nooo. Uno a veces se acuerda. Eso es normal. Sólo fue la impresión de su llamado tan inesperado"
"Quizás nadie espera que lo vuelvan a llamar"
Estoy seguro que mi subconciente se acordó que Felipe llamó a Elizabeth y por eso soñé.

Mañana me voy a casa de Jack. Quizás no escriba por todo el periodo de vacaciones.  

viernes, 28 de enero de 2011

Día 12: Las Maletas

Me gustaba jugar a que Isabella era mi mamá cuando íbamos a la playa. La primera vez que salimos fue a Algarrobo, a la casa de sus abuelos. Fuimos por un fin de semana y algo más en Febrero del 2008 a escaparnos del agobiante calor que viene azotando sin tregua desde hace unos veranos a la cuenca santiaguina. Me decía que me sentara en la mesa a tomar a desayuno y yo le preguntaba si podía salir con los chicos en el auto al Quisco.
El 2009 vivimos las inolvidables vacaciones en Los Vilos. Cinco días carreteando hasta las seis de la madrugada en la playa, riendo, cantando y escribiendo a fuego en nuestras memorias los momentos que nos aferrarían a ese lugar. Ahora Jack también formaba parte de la historia y si no mal recuerdo el amorío de ambos estaba comenzando. Almorzábamos en la playa para no perder el tiempo y en las tardes, frente a la puesta de sol espectacular que ofrecía el balneario nortino, nos sentábamos en bancas de piedras, mientras bebíamos de una cerveza de litro para apagar la sed. Recuerdo que nos quedábamos en silencio, observando el momento en que el disco durazno chocaba cataclisticamente con la poderosa presencia del océano temible, sin hacer el más mínimo ruido, dejando sólo escuchar la respiración de los que estábamos ahí. Las gaviotas planeaban descuidadas las olas que subían y bajaban sin pedirle permiso a nadie, colándose en los roqueríos, bañando las casas de los habitantes acuáticos.
Me cuesta entender por qué tengo tan grabado ese momento. Es como si lo estuviera viviendo ahora, sintiendo como la fina y helada brisa marina me acaricia el rostro, porfiada de no irse.
Y el año pasado, el 2010, un mes antes del terremoto, dejando a Yessenia en Santiago, partimos sólo los tres a Duao. No fue tan memorable como las dos anteriores salidas, pero tampoco menos importante. Duao fue de los tres y de nadie más. Fue íntimo. Más cercano.

Un record. Isabella y Jack llevan más de tres meses distanciados. No recuerdo que en algún punto de la historia hayan estado tanto tiempo distanciados.... No, no recuerdo. Quizás ésta es la definitiva y de verdad tomen sus rumbos y adiós relación. El problema es que tal separación condiciona al grupo, algo inevitable, y por lo mismo Bonita se quedará bajo el bus este verano.
Está todo listo para partir a Tomé. Pasaremos los días con una cercana de la madre de Jack y el fin de semana nos reuniremos con Elizabeth. Esperadas y deseadas vacaciones por el motivo de reencuentro con La Negra y también porque será el descanso de un año que no dio tregua. Un alivio para echar a correr la cinta otra vez y darle al año que ya comenzó. El lunes fui a buscar la carpa donde un tío para pasar una noche en la playa con los chicos y el martes compramos los pasajes con Jack. Está todo listo. Pero será raro llegar ese día al terminal y sentir que falta alguien.
Las maletas faltaran y las risas ya no ahogaran como siempre el aire y las vidas de todos. Es desconectarse de cuajo de algo que se venía haciendo desde hace mucho tiempo. Años de algo casi necesario, aunque no tiene que existir nada necesario en ti, sólo el aire y la comida. Son las consecuencias de mezclar amor y amistad dentro de un mismo círculo. Los daños colaterales dan como resultado esto, tener que partir a un viaje sin uno menos y hacerse el tonto, sabiendo que ya nada va a ser como antes.

Pero así es esta güeá de vida. En dos años más nos vamos a estar riendo de esto.

lunes, 24 de enero de 2011

Día 11: El Pasado Eterno

Su sonrisa siempre me atrapa. Se alisó el pelo para la ocasión. Sus ojos resplandecían como nunca. La abracé fuerte y le deseé un feliz cumpleaños. Brillaba como una estrella fugaz en el firmamento. Era el centro de la atención y despedía una contagiante estela de felicidad. Era su día y en la fiesta concurrida, llena de rostros amigos, ella era la protagonista.

Recuerdos de niñez me atraparon la mañana que Jack me llamó. Abría la puerta para entrar a buscar su cartera y David me decía que la habían dejado afuera, en la banquita al lado de la puerta. Era la última vez que lo vería. De eso hace más de un año y medio. Ahora mi amigo me contaba sorprendido por el celular que hace unos días le había golpeado la puerta. Lo último que habíamos sabido de él era que Nadia, su polola y conviviente, estaba sufriendo una devastadora enfermedad y que tuvieron que volver a El Puelche, porque los gastos médicos de ella absorbieron todo el dinero que tenían y no les alcanzó para pagar el arriendo.
"Güeón, le dio cáncer" me dijo Jack.
El metro, lento y ruidoso, se sumergió en las profundidades del túnel que conectaba con estación Vicuña Mackena, y todo fue oscuridad. Al frente mío, una rubia asqueada observaba mi cara de impacto. 
"¿Y cómo está?" fue lo único que pude preguntar.
"Está bien. Pero casi se nos va, Karev" dijo Jack.

"Entonces disfrutó harto las vacaciones" le dije.
Su hermana tecleaba incesantemente el teclado, como hipnotizada por la pantalla o poseída por ésta.
"Siii" contestó.
Y ese momento incomodo de silencio nos atrapó sin dejar que nos defendiéramos. Nadie dice nada y a la misma vez ambos buscamos qué preguntar. El problema fue que él ganó el duelo con una pregunta que me descolocó a tal punto que casi caí de hocico al suelo.
"¿Cómo está Jack?"
"Eeeh-ee... está bien. Se quedó en casa con don Jack porque están solos los dos en casa" respondí, rogando que no haya notado el titubeo.
"Aaah" contestó.

"Al principio le dijeron que era una amigdalitis. Pero después siguió con los dolores en la garganta y comenzó a sentir mareos. Así que se pagó una consulta por la isapre y ahí le pillaron el linfoma en la garganta. Estuvo seis meses con quimio, güeón" 
La gente subía y yo no podía decir nada. Era segunda vez en menos de un año que sabía que un amigo se había sometido a un tratamiento tan nocivo como la quimioterapia y no estuve ni siquiera cerca de enterarme. A demás, David no era cualquier amigo. Eramos íntimos, fraternales. Tan sólo pasó el tiempo y nuestras vidas tomaron rumbos en direcciones garrafalmente distintos y la comunicación se perdió. Una serie de eventos desafortunados. Sin embargo, creo que es normal perder a personas en el inicio de la toma de riendas de nuestras vidas. Mal que mal, nos enfocamos más en otras cosas. 
"¿Ahora está bien?" le pregunté.
"Si, pero te tengo otra noticia"
"¿Qué pasó?"
"Va a ser papá"

"¿Y el peor es nada?" le preguntaron.
No supo contestar. Me quiso mirar, pero decidió no girarse.
"Esta noche estoy soltera"
"¿Y tu amigo?" me atajó Betsabeth, pasándome un vaso de vodka con Sprite.
"No vino" le contesté cortante.
"Si sé que no vino" me dijo íronica "¿Por qué no vino?"
"¿Cómo tan agüeoná?" le preguntó Guzt y luego se giró a ver a Isabella.
Betsabeth sólo pudo descargar una mirada de aceptación.

Nadia tenía ovarios poliquisticos. Es decir, las posibilidades de concebir a un bebé eran casi nulas. David logró acertar al pequeño porcentaje y ahora un pequeño Davicito viene en camino. 
"Nos queremos juntar todos. El Juan, el Pardo y el Veas. Es hora ya de reencontrarnos, y hacer un asao" 
"Obvio po'" le dije contento. 
No hay nada como los reencuentros. 

viernes, 21 de enero de 2011

Día 10: Pasos (Parte 2)

“Es una cuestión de lógica” decía Dones “Te tomaste dos años de soltería cuando estuviste con Alejandría, con la cual duraste nueve meses, y cuando duras dos años en una relación, no te das ni siquiera dos horas para estar solo”
“Sólo ocurrió” me defendí.
“Es que no debería haber ocurrido. Deberías haber seguido tu proceso para poder reestructurarte. No tenías sensibilidad. No tenías tacto. Dos años de relación, contando los últimos meses para el olvido, te dejaron sin nada. Pero tú te quisiste involucrar con la señorita Yyy y no hubo rango de tiempo de reconstrucción. Ahora, no debes pensar que es algo que todos necesitan, pero lamentablemente a la mayoría le ocurre igual. Todos necesitamos de un tiempo para poder pensar en uno y volver a encantarse de querer estar con otra persona”
“¿Pero como yo no me di el tiempo entre Joan y Belén?” preguntó Guzt “Y lo más bien que lo pasé”
“Pero es que vo erí un caliente de mierda” le dijo Dones.
“Hombre. Soy hombre. Tengo libido. Algo que tú no tienes”
El sensato se giró hacia mí, ignorando al inmaduro de Guzt.
“El problema es que te volviste a equivocar cuando, después de terminar con Yyy, empezaste a pololear con Xxx. Más acabado estabas. Y tres meses después del fin de la dolida y destructiva relación con ella, estando en tu punto más bajo, comenzaste una relación con Zzz. Entonces… ¿De qué estamos hablando?”
Dones, dueño de la palabra y la razón, hablaba de pies sobre una base indestructible y argumentos con un peligroso filo. Sin lugar a dudas había logrado elevarse y observar desde las alturas el problema, cosa que yo no había podido.
“¿Entonces?” le pregunté, entregado a su idea.
“Yyy nunca debería haber existido en el tiempo que existió. Deberías haber esperado. Xxx era la indicada, pero como lo tuyo con Yyy había terminado hace poco, tampoco debería haber existido. Y para qué vamos a hablar de Zzz. Ella recibió los escombros de Karev. En resumen, estas últimas tres relaciones no deberían haber existido en el tiempo que vivieron” decretó.
Sumido en el silencio y bajo la mirada de ambos, me quedé encajando la idea, que aunque lo negara, era totalmente cierta. Ignoré mis pasos y ahora estaba ahí, buscando la luz, esperando a que un milagro me quitara la angustia, la que se fue borrando a medida que entendí que era lo que venía ahora.
“Debo estar solo”
“Por un buen tiempo” me dijo Dones “Ni siquiera tienes las fuerzas para pensar en otra persona, entonces ¿Para qué imponerselo?” 

Día 9: Pasos (Parte 1)

“¿Te acuerdas de la mitosis en cuarto medio?” me preguntó.
Lo observé no logrando entender a donde quería llegar con tan banal pregunta.
“Fue mi materia favorita” le respondí, volviéndome a mirar las estrellas.
Un viento casi imperceptible hacia oscilar en un penoso vaivén a las ramas de los árboles que flanquean las orillas de Eyzaguirre. Y en lo alto el paso de la corriente hacia Pirque se dejaba escuchar con demasiada presencia.
“¿Qué ocurría si uno de los procesos fallaba o no se producían?”
“La célula no se formaba correctamente, o simplemente no se formaba” le dije como si hubiera leído la frase desde un libro. Eran 3 horas de hipnotismo de alrededor de 43 hombres con la atención fijada en la chillona voz de una mujer que sabía más de lo que hablaba. 3 horas en el viejo laboratorio de biología en el Borgoño. 3 horas de ciencia pura. 
“Algo así te pasó a ti” me dijo Dones “No seguiste tus procesos y por lo mismo no te has podido reestructurar correctamente”
“Él no es una célula” le dijo Guzt.
Dones rió de su ignorancia y se dispuso a aclarar su punto.
“Partamos por donde todos parten: el principio. ¿Quién fue tu primera polola?”
“Jocelyn” le respondí.
“Joooooceeeelyyyyyn" escribió con el dedo en el aire. El nombre quedó suspendido a una altura de unos 150 centímetros, bajo letras de un amarillo resplandeciente.
“¿Qué tal fue la relación?” me pregunto.
“Tranquila. Normal” contesté.
“Nada de peleas y fluida” agregó Dones “¿Cierto?”
“Aburrida fue la güeá” soltó Guzt.
Con Dones lo miramos disgustados.
“Pero si es verdad po’. Se veían sólo los fines de semanas y nunca hubo algo de acción” se defendió.
“Sí. Sin embargo, la pasé bien en esa relación” le contesté “Prosigue” le dije a Dones.
“¿Cuánto tiempo duró la relación?” me preguntó.
“Siete meses” No era necesario hacer memoria.
Entonces Dones de bajo del nombre, con una luz azul que se despedía de su dedo, escribió el periodo de duración.
“Bien. Después de terminar, estuviste otro lapso de tiempo solo…”
“Un año y medio” me adelanté.
Dones no dijo nada. Tan sólo escribió al final de la lista, con un tinte de color rojo escarlata, la nueva información.
“Luego empezaste tu relación con Alejandría, la cual duró nueve meses. Terminaron y estuviste otro año y medio más solo” apuró la explicación escribiendo al costado derecho de Jocelyn el nombre de Alejandría, de bajo el tiempo de duración y al final el tiempo que estuve solo después del termino.
“Tu tercera polola fue Daniela” dijo escribiendo el nombre al final de la fila de nombres “Con ella duraste dos años. Después vino…”
“Hey! Dones. Te faltó escribir el tiempo que estuvo solo después de terminar con Daniela” lo detuvo Guzt.
Dones se quedó de espalda a nosotros, mirando la lista. Acto seguido, bajó el dedo y me clavó una mirada interrogativa.
“¿Tengo que escribir el lapso de tiempo de estuviste solo?” me preguntó, dibujándose en el rostro una sonrisa de sabelotodo.
“Obvio po’” dijo Guzt totalmente seguro de lo que decía.
“No” respondí “No hubo tiempo de estar solo entre Daniela y la que vino”
“¿Y eso qué tiene?” preguntó Guzt.
“He ahí el problema, idiota” le dijo Dones, molestándose por su ignorancia “Interrumpió un proceso importante para él y es por eso que ahora está así. Se saltó Su proceso. Falló una etapa en la mitosis. Ese fue el gran error” 

jueves, 20 de enero de 2011

Día 8: Mis Consejos de Olvido

Para Karina, que con su sonrisa ilumina lugares que no conocían la luz.

Recetas para superar un quiebre o a una persona que se quiere mucho no existen. Así de simple. No hay libros ni leyes vivas para seguir y en poco tiempo liberar a la mente de un recuerdo que nos angustia y no nos deja dormir. El secreto para ir superando de a poco está en vivir los procesos. Nada más. Es un camino largo, en donde habrán tropiezos y a veces volverás a donde mismo estabas, pero al final podrás respirar tranquila.




EL DUELO

La primera semana no trates de preguntarte por qué. Es más, no te hagas ninguna pregunta. Tan sólo llora. Llora y llora, hasta que quedes deshidratada. Come todo lo que no comiste y enciérrate como una energúmena. Siempre se trata de cubrir la pena y las ganas de estar con esa persona, pero es más desgastante poner un escudo que echar afuera todo lo malo que dejó su partida. Tampoco te digo que andes llorando por ahí como una magdalena. Siempre es bueno hacerlo en la ducha o en la noche antes de dormir. También es bueno hacerlo en compañía de alguien, apuntando al hecho de no sentir tanta soledad en el proceso. No trates de evitar el sentir que lo que estás viviendo es un mal sueño. Hay ocasiones en que despiertas pensando en que te llamará para arreglar todo o que su mejor amigo te escribirá en Feis para acordar una junta, ya que te necesita mucho. Deja que esos pensamientos te invadan los primeros días. Luego lo dejarán de hacer.

LA COMUNICACIÓN
Hace cien años superar a alguien tiene que haber sido fácil, ya que verse o tener a contactos en común era más dificultoso. No había teléfono o Internet.
¿Qué pasa hoy? Hay teléfono e Internet, y éste trajo Messenger, Hotmail, Gmail, Facebook, Twitter y un montón de leceras más que nos entretienen mucho cuando no tenemos que hacer en la pega, pero son un martirio a la hora de no querer saber de la otra persona. Cerrar la chorrera de cuentas que tenemos en el ciber-mundo sería una estupidez. Lo que hay que hacer es abortar todo tipo de comunicación por estos medios. Eliminar, bloquear o lo que sea, pero evitar pillarse al personaje para entablar una conversación que los llevará a donde empezaron.  
La fuerza de voluntad también es un punto a favor... no, en realidad es fundamental. Sin ella, no podrás hacer nada con respecto a encuentros fortuitos o indagaciones de información que esté a disposición de todos.

ENTENDER

Ya no lloras. Ya no hablan. Pero igual lo extrañas. Están esas fastidiosas caídas momentáneas en que piensas cómo podrías haber hecho para no terminar y que es posible volver, aunque la realidad ya no esté adecuada para tal. Pero estás mejor, porque has dado buenos pasos. El problema en esta etapa es que viene la tormenta cerebral de preguntas y tu barco no es suficientemente rápido como para escapar, así que no te queda otra que enfrentar cada oleada de interrogantes. 
¿Sabrás entender?
Tienes que abrir la mente y, aunque cueste, elevarte y buscar las respuestas desde los cielos. Hasta la pregunta más complicada tiene la respuesta más simple. Tan sólo no le des tanta vuelta y asume qué fue lo que hizo que las cosas terminaran y acéptalo. Las cosas ocurren por banales explicaciones y ya no se puede hacer nada más. A veces las personas no son el uno para el otro y no hay para qué forzar las cosas.
Ya entendiendo, comienza a pensar en las cosas malas que sucedieron mientras estuviste con él y que no quieres volver a vivir lo mismo. 
Aquí ya se empieza un viaje sin regreso. 

PRUEBAS

Habrán pasado meses, tal vez semanas, la mañana que despiertes pensando qué será lo que comerás para el desayuno y no si él está bien. Habrán pequeños recuerdos que te conecten con momentos. Tienes que saber que la memoria es un libro abierto, difícil de quemar, así que a ratos te encontrarás leyendo pasajes de tu vida en donde estabas con el personaje. Pero llegará el día en que no será incomodo recordar, si no que lo harás con cariño. 
Y pasarán los días y ya lo habrás superado. Es ahí en donde no está demás una pequeña prueba. Mira las fotos que guardaste y si estás preparadas, borralas. ¿Para que ocupar espacio en el disco?

Y entremedio de todo esto, tienes que salir harto, carretear, algo se sexo sucio por ahí e ir al cine.

lunes, 17 de enero de 2011

Día 7: Hambre

"Siento que todo está roto" decía Peter, bebiendo de su vaso de cerveza "Por el cuerpo me recorren unas ganas inagotables de estar con otra mina. Quiero puro serle infiel, güeón. Quiero salir de ahí. Ya no quiero verle más la cara a ese viejo culiao"
"¿Y sabí por qué sentí eso?" le preguntó Guzt.
Peter negó con la cabeza, esperando a escuchar las respuestas que necesitaba.
"Porque nunca en tu vida te has preocupado de ti. Has aguantado para hacer feliz a los demás y no te has encargado de preguntarte qué es lo que te falta a ti"
Peter llamó a eso de las cuatro a Guzt, cuando el sol está comenzando a bajarse del cielo, pero quema como si un tren a carbón gigantesco estuviera cruzando el aire al revés y llenara con todo su humo la atmósfera. Al contestarle, le informó de la fiesta que ofrecerían en Pueblo Solo el día viernes, porque también asistiría Evan y Cecilia y sería entretenido tenerlos a todos ahí y verse después de tanto tiempo. El moreno estaba trabajando y se le hacía difícil hablar, así que casi susurrando contestó que no podía porque con Irene irían de camping el fin de semana.
"Te estaba llamando, perrito, porque necesito juntarme contigo a conversar" Le dijo "Estoy chato, güeón"
Guzt lo último que quería era seguir dándoselas de psicólogo el verano. Ya tenía bastante con Jack, Isabella, Ibzeen y otros personajes que se le cruzaban como si fuera el último Freud en el mundo. Así que lo empezó a evitar diciéndole que tenía que salir, que hacía mucha calor y que el carrete del viernes en la noche sería una buena oportunidad para hablar. Pero Peter ofreció una dolida resistencia. En realidad estaba mal y necesitaba urgente una voz que apaciguara su angustia. A Guzt, como nunca en el año, le floreció su lado amable.
"A las ocho en la Argentina" le dijo y colgó.

Irene es una muchacha de media estatura. Del tipo de mujer medio, de las poblaciones violentas. Lindos ojos, pelo desordenado, pequeños senos y un trasero deseable. Guzt no sabe en que momento la dejó de ver como una amiga y la comenzó a desear como a una mujer. Quizás fueron todas esas noches en que la consoló al verla llorar por las constantes peleas con Peter. Era sólo cosa de darle un beso y con sus caricias borrar todo el sufrimiento. Y de pasada devolverle la mano al moreno por todas las veces que ya le había sido infiel. El problema era que Dones y yo siempre le habíamos advertido de todos los problemas que podría acarrearle el hecho de meterse con ella. Al fin y el cabo era su amiga y polola de su amigo. 
Pero todos sabemos que a Guzt le importa un pepino lo que digamos nosotros. Así que ahí estaba en el Club Therieyd, con Irene fumando aburrida del momento y a Peter a su derecha, escuchando al moreno hablar de Concepción, Dichato y Tomé ya que existía la posibilidad de un viaje a principios de Febrero. Eran al rededor de las nueve de la noche ya. Y Guzt sólo podía observar como los labios de Irene se deslizaban lentos y mojados por el filtro de su cigarro después de darle una aspirada, imaginando como esa boca le daría el "sí" el día que él le pedirá que se vallan a olvidar del mundo en algún motel barato.
"Al baño" le dijo de repente Dones"A-ho-ra"
Guzt, sin decir nada, pero descargandole una potente mirada de ira, se disculpó y partió al baño.
"Sólo tres palabras: Ella es tu amiga" le dijo Dones.
"Esas son cuatro" le dijo Guzt.
"Da lo mismo. Sólo te pido que pienses con la cabeza y no con el pene. Ella es tu amiga y él tu amigo. Sería anti-natural que te metieras con ella. Porque si estás pensando que le vas a hacer una favor, estás muy equivocado"
Dones estaba un tanto alterado. Era raro verlo así porque su desplante era siempre el de un tipo calmado y siempre con aires de culto, pero no era de él enojarse tan fácil. Por otro lado, Guzt odiaba que lo sermonearan y sobre todo en materia de relaciones de este tipo. En realidad, odiaba que se metieran en su vida y cuestionaran sus acciones.
"No me la voy a comer hoy día..." dijo el orgulloso.
"Y nunca" le interrumpió Dones.
Guzt, queriendo atravesarle el estomago con una cuchilla, tan sólo pudo hacerle un desprecio y salió del baño.
En la mesa del Club, Irene se alistaba para retirarse.
"¿Te vas?" le preguntó Guzt.
"Si. Tengo a mi hija con mi mamá en la casa y si llego más tarde me van a hacer ataos" le dijo dándole un beso en la mejilla.
La vio alejarse por el pasillo de mesas hasta la salida, observando su pantalón de tela y la polera roja que le envolvía el dorso. Algún día te quitaré toda esa ropa, pensó y luego se sentó a hablar con Peter.
"¿Qué pasa, compadre?"
"Siento que todo está roto" decía Peter, bebiendo de su vaso de cerveza "Por el cuerpo me recorren unas ganas inagotables de estar con otra mina. Quiero puro serle infiel, güeón. Quiero salir de ahí. Ya no quiero verle más la cara a ese viejo culiao"
"¿Y sabí por qué sentí eso?" le preguntó Guzt.
Peter negó con la cabeza, esperando a escuchar las respuestas que necesitaba.
"Porque nunca en tu vida te has preocupado de ti. Has aguantado para hacer feliz a los demás y no te has encargado de preguntarte qué es lo que te falta a ti" 
Guzt sabía que hablaba desde la parte más oscura de su corazón, moviendo las piezas a favor de él para que las acciones y las consecuencias lo llevaran a tener a Irene entre sus brazos. A veces se admiraba del modo de trabajo de su perversa mente. En otras le asustaba. Pero más allá de todo lo que deseaba y ansiaba, al frente había una verdad irrefutable: Peter era su amigo y eso nunca iba a cambiar.
"Lo que tienes que hacer es sólo empezar a pensar en tu felicidad. Uno lucha toda la vida por las personas y por su bienestar, hasta que llega el momento en que te traicionan y no los vuelves a ver nunca más. Nadie puede ser necesario en tu vida. Tampoco te digo que no quieras a tus cercanos, pero no pueden ser necesarios. Vuelcate a pensar en ti y en lo que necesitas ahora" le dijo Guzt.
Peter le sonrió y le dio las gracias.
Agradece que no me voy a meter con tu mujer, pensó Guzt.

viernes, 14 de enero de 2011

Día 6: Los Otros

A través de los milenios, habrán millones de cosas que simplemente no tienen explicación. Desde los sucesos más extraños hasta los más comunes, ocurriendo a cada instante, quizás más veces que las cosas que sí tienen explicación. La vida misma no tiene explicación.

Karina planteó una hipótesis sacada de los libros más terroríficos de King. Una hipótesis que removió del cementerio de ideas en lo más profundo de mi mente y que nunca la había querido nombrar por miedo a que sonara descabellada. Pero en nuestro mundo  de conversaciones y teorías nada es descabellado. Aquí todo es al revés. Lo feo es bonito y lo malo es bueno. Así que lo que dijo encajó espeluznantemente bien en el rompecabezas que aún estamos armando, pero no dejaba de ser terrorífico.
"Sé que va a sonar loco" me escribía "Pero a veces siento que las cosas que pienso o deseo se vuelven realidad"
Reí detrás de la pantalla, pero luego recordé que hace un tiempo yo le había estado dando vuelta a la misma idea.
"¿Así como controlar la realidad?" le pregunté, rogando que no contestara lo que tenía que inevitablemente contestar.
"Sí" escribió "Es como controlar la realidad... pero eso es imposible ¿Cierto?" me preguntó.
"Quién sabe" le dije yo "Lo que nos pasa no tiene explicación. Aprender a controlar la realidad sería otra cosa sin explicación"

Tratar de buscarnos explicaciones es una perdida de tiempo. Nosotros ya no la buscamos y tampoco buscamos explicación a las cosas que nos pasan. Sólo queda aceptar y vivir lo que ocurre, porque vida hay una sola. Somos los otros entre billones de personas. Pululamos por ahí hasta dar con otro igual y hacer que el viaje sea mas confortante cuando se camina de a dos.    



martes, 11 de enero de 2011

Día 5: Un Respiro

La superación de etapas es como tener cancer. A veces la cachá de remedios te mantiene con una sonrisa en la cara. Pero en otras sientes que la vida te abandona sin poder evitarlo.

Después del nacimiento del planeta, todo estaba cubierto de frondosa vegetación y gigantescos bosques que se desparramaban en un grito de vida pura hasta donde la vista se vuelve borrosa. Espectacular era el momento en que los pies flotaban a kilómetros de la superficie y se podía contemplar todo el espectro verde que despedía aquel ente que vivía y respiraba y se mezclaba con la arena entre pantanos lodosos y gruesas raíces. Por eso los ángeles que habitaban en los omnipotentes alerces, cuidando de preservar el nuevo punto de existencia en el Universo, lo llamaron Tierra. Sin embargo, toda hermosa historia tiene como destino acabar.
Bajo un filmamento inestable, la constante caída de asteroides fue aniquilando a la población reinante, siendo deborada por poderosos e inmortales incendios. El planeta se defendió y dejó caer por cientos de años toneladas inimaginables de agua para poder calmar la furia de los cielos. Y así, el Gran Bosque fue seccionado y dividido por las miles de regiones que nacieron bajo el nuevo reinado del agua...
San Bernardo es una de esas comunas en Santiago que aún se resiste a la muerte del primer ser que existió en el planeta. Llegar a sus calles es escuchar los ecos de la batalla que se libró por seguir vivo y la presencia de las hileras de árboles que flanquean sus calles hacen notar que la resistencia nunca acabará.
Volví ayer a San Bernardo, allá donde Isabella vive. Volví a por un apoyo, y más que eso, por un respiro. 

Las personas son como son, y como dijo Karina, uno elije a los amigos aceptando tal y cual como vienen. La noche de ayer fue desestresante, porque empezar la semana carreteando Es desestresante, y qué mejor que ver como Isabella y Karina rién casi llorando de las tallas sexuales de Ibzeen. Son millones los recuerdos, desde el Monse hasta las fiestas de cumpleaños que se viven allá, y tan sólo puedo contemplarlas felices del momentos de paz que regala el proceso del rutinario día a día. Un respiro para que el mundo gire otra vez y el sol vuelva a salir. Un respiro que las haga olvidar las preocupaciones. Un respiro que las hizo vivir otra vez.

viernes, 7 de enero de 2011

Día 4: Sub-Mundo

Dones y yo no nos podimos mover. Guzt nos quebró el equilibrio y se abalanzó sobre el cuello de Jack. Ambos cayeron de bruces al suelo y comenzaron a forcejear. Traté de separarlos, pero Dones me detuvo.
"Él necesita esto, Karev" me dijo apenado.
"¡Imbecil! ¡Idiota! ¡Eres un maldito idiota!" le gritaba Guzt con desesperación.
Jack logró sobreponerse y lo azotó contra el suelo.
"¡Escuchame!" le gritó Jack. "Queremos darnos una oportunidad. Ella quiere que confíe" dijo, buscando calmar la agitación de su respiración.
Por un momento la calma se hizo de las mentes y los tres tratamos de entenderlo, porque las caídas y las levantadas habían sido tantas, que resultaba difícil entender el nuevo retorno después de todo lo que había pasado. El problema era que Guzt era el más exaltado de todos, y no hayaba la forma de encajarse la pieza "Reconciliación", así que tomó nuevas fuerzas, se levantó y se abalanzó sobre Jack otra vez, dejándolo estampado bajo un seco ruido contra la pared.
"Muy bien. Tomaste tu decisión. Y la respetamos. Ahora tu respeta la nuestra. Nos aburrimos de seguir viendo como te hundes en la mierda. Así que ahora en adelante no queremos escuchar más del tema ¿Okey? Y no pidas más consejos y ni una mierda. Arreglatelas solo cuando llegue el momento en que caigas otra vez. Porque volverás a caer. Y la caída será más fuerte, teniendo que tú, solo, tener que volver a pararte. ¡Solo!"
"Guzt, calmate" le dije. "No sirve de nada gastar palabras una y otra vez, porque en un tiempo más nos vamos a ver en la misma situación"
Al parecer lo dicho calmó al orgulloso y se alejó del caído, siempre manteniéndole la mirada de desprecio y decepción. El sub-mundo por un momento se ahogó de calma otra vez. A lo lejos, en los pasadizos que daban con aquel oscuro y húmedo cuarto, se escuchaba el incesante caer de gotas y el cliqueo de las patitas de ratas asquerosas filtrándose por las paredes. Jack se recompuso, se ordenó la polera que Guzt había desordenado y volvió a levantarse. Obviamente no quería quedar con las palabras en la boca.
"Sé que no tengo el apoyo de ustedes" dijo "Lo acepto..."
"¿Y qué más querí, güeón?" le preguntó Guzt, interrumpiendole "¿Qué te aplauda? Te aplaudo po', culiao" le dijo y comenzó a aplaudir con fuerzas e ironía.
"Dejalo terminar" le detuvo Dones.
"Esto es mío. Me quedo con esto" continúo Jack. "Yo lo quise. Yo lo decidí. Si me voy a la mierda, me voy. No hay que hablar más del tema. Sólo me queda pedirles disculpas por todos esos momentos en que les pedí ayuda. Por haberles calentado la cabeza"
"No pidas disculpas" le dijo Dones.
"Disculpate a ti mismo" lo atacó Guzt.
"Prometiste..." le dije y algo me impidió seguir. Era aquel incomodo nudo en la garganta, ese que aparece en el momento menos apropiado "Prometiste tantas cosas, Jack... Yo sólo quiero saber dónde quedaron todas esas promesas ¿Qué querí que pensemos nosotros ahora?"
"Si este güeón no tiene idea donde está parao" lanzó Guzt.
"Sé que piensan que soy un imbecil. Lo sé. Sé que piensan que soy un conchesumadre. Que las estoy cagando otra vez. No tienen para que resfregarmelo en la cara, amigos" trató de defenderse con una voz tambaleante.
"Amigo no es el que te dice 'sí' a todas las cagás que te mandai" le dijo Dones.
"¡Lo sé, Dones!" gritó Jack, desesperandose. Eran demasiado los ataques "Sé que siempre han estado ahí. LO SE. Y es porque son los únicos güeones en esta cagá de país en los cuales confío. Cuando les pedí consejos, siempre hubo uno para mí. Y cuando me dicen las cosas, sean malas o buenas, me las como calladito. Ahora aperro solo. Lo sé. Lo tengo más que claro. Así que no los voy a güebiar más. Nunca más los voy a molestar"
Se había revestido con un escudo. Jack pensaba que lo queríamos hundir. Estaba equivocado. Lo queriamos sacar de aquel sub-mundo y llevarlo a la luz. Enseñarle a volver a caminar otra vez. Que pensara que era un espinilla en el culo era un error.
"No es que nos molestes" le dije "Eso nos da lo mismo. Lo que pasa es que nos duele verte sufrir ¿Entiendes? Duele. Duele más que la mierda. He pasado noches tratando de hacer que nunca se hayan conocido. Por ti. Porque te jodiste la mente y la vida y te hace ser nada. Me da lo mismo que pidas el consejo una y otra vez, Me da lo mismo que te caigas por un sueño. ¿Pero verte sufrir por esto? No... No lo aguantamos. Es tu dignidad la que se perdió. La que no está. Y yo te amo, güeón. Te lo juro. Pero ya no más. Es suficiente"
"Sé que están agotados. Cansados..." dijo.
"No estamos cansados" le interrumpió Dones "Estamos dolidos. Pero necesitas esto. Estar sin un apoyo... Caminar solo"
"Yo lo único que necesito es entederme a mi mismo. Y si eso incluye caminar solo, lo asumo"
"Sin nosotros, quizás entiendas mejor" le dije.
La oscuridad llenó el sub-mundo. El aire desapareció. Y la luz no entró.

miércoles, 5 de enero de 2011

Día 3: Karma

Existen dos tipos de personas que interfieren de forma negativa en las relaciones amorosas del resto. Están los que interfieren de forma maliciosa y están los que lo hacen sin querer queriendo. Ser del primer tipo es una decisión. Ser del segundo tipo es sólo cosa de coincidencia.

El sueño no era tanto, pero al otro día entraba a las 10 de la mañana a la pega. Retarme a estar de pies todo el día, un sábado de fin de mes, sin dormir nada la noche anterior, era un reto perdido antes de proponerlo. El carrete no se rendía a su muerte, así que le pedí a la mujer del anfitrión del departamento que no tenía luz, que me prestara una frazada para tirarme a dormir en la única cama con colchón que quedaba disponible. Me invitó a quedarme un rato más a compartir, pero me negué diciéndole que al otro día tenía que levantarme temprano si quería llegar a tiempo a Tottus y le mentí fingiéndole mucho cansancio y sueño. Me pasó un cubrecama blanco y me fui a acostar. Fue en eso cuando ella llegó.
Me había invitado hace unas dos semanas a tomar al Shopdog. Pero aún no éramos tan amigos como para salir a compartir historias y cerveza una tarde entera. Sin embargo el tiempo pasó y de algún modo, con diferentes intenciones, el lazo se afirmó y la confianza creció. Apareció la oportunidad de salir a carretear y acepté salir con ella. Sería entretenido internarme un poco más en su mundo y conocer en persona a los amigos que a veces nombraba, sumado al hecho de que hace mucho que no salía a tomar a un departamento con gente extraña.
Y ahí estaba. Sonreía un poco prisionera de toda la cerveza que habíamos tomado y del ron con coca que se sirvió al final en un jarro de litro.
“¿Te vas a acostar?” me preguntó.
“Necesito dormir” le dije, sabiendo hace muchas horas lo que iba a decir en ese momento.
“Si quieres te acompaño”
“No, chica. Anda a compartir, no más. Yo puedo cuidarme solo” le dije amable.
“No. Si yo igual estoy un poco cansada y mañana entramos temprano a trabajar” se excusó.
“Pero quieres seguir carreteando. Anda. En serio que yo puedo dormir aquí, solo”
“Es que también me quiero acostar” dijo y cerró la puerta.
Quedamos solos en la pieza, con la puerta cerrada, una cama sin sábanas y todos sus amigos afuera, carreteando y sin intenciones de dormir en la misma pieza.
No podía echarla, así que me quité las zapatillas y me acosté. Ella hizo lo mismo. Se recostó a mi lado y sin pedir permiso me abrazó. No le negué el cariño. Era un simple cariño. Podía ser leído con una segunda intención, pero no había por qué.
“¿Tení sueño?” me preguntó.
“Sí” le dije, cerrando los ojos.
Fue en ese momento que el abrazo se convirtió en una caricia a mi oreja derecha. Suave y casi sabiendo como me gusta, comenzó a acariciarme el lóbulo de la oreja.
“¿Te gusta?”
“Es relajante” le contesté.
“¿Qué otras cosas te gustan?”
“Muchas cosas más. A todo el mundo le gustan muchas cosas”
“¿Si?” me preguntó y se acercó a besarme.
“Tenemos dos opciones. Cagamos toda la linda amistad que tenemos o hacemos como que nada pasó y seguimos tan amigos como éramos” le dije, esquivándole la boca.
“¿Qué quieres tú?” me preguntó.
“No quiero hacerte daño. No quiero hacerle daño a nadie” le respondí mirándola fijo a los ojos “Si te doy un beso ahora, te vas a confundir pensado que me gustas, y eso no es así. Yo no quiero que por culpa mía tengas que soportar una salsa en tu cabeza. Además que sabes bien que no quiero estar con nadie. Te lo dije desde un principio”
Se acercó nuevamente y tuve que correrme. Me tomó la cara y me la acercó hacia la de ella. Trató de fusionar sus labios con los míos, pero yo la mantenía a distancia. No había nada dentro de mí, ningún sentimiento, que generara las ganas de besarla. El problema era que había ido muy lejos viendo hasta donde podía llegar y ahora estaba atrapado por su sentimiento y la ebriedad de su cuerpo.
“¿Estás seguro que no quieres nada?” me preguntó, cambiando su tono de voz del modo conversación normal a sensual declaración.
“Totalmente. Tú no te mereces a un tipo que no te va a entregar nada. A parte, tú estás con Andrés. Él te ama y tú sólo estás confundida entre tu amor por él y lo que te hago sentir yo, que es nada comparado con lo que sientes por él”
Me miró desilusionada. Era casi obvio que de aquella noche quería sacar conclusiones o quedarse con un tipo que parecía mejor que el que la esperaba en casa. Pero no había nada. Mis leyes son leyes y las cumplo sin rendición. Primero yo por mucho tiempo es una idea radical. Conversaciones eternas o una noche en una cama no la iban a cambiar.
“Entonces seguimos como amigos” me dijo.
“Amigos. Buenos amigos. Es lo mejor. Él no se merece esto. Ha dado todo por ti y yo no se lo voy a quitar” le dije.
“Pero es que tú me confundiste mucho y no sé que hacer con eso” me dijo y atacó otra vez, pero buscó por otra puerta.
Se abalanzó sobre mí y rozó su cuerpo contra el mío. Me abrazo y se escabulló por mi cuello “¿Estás seguro?” me decía con la voz de una mujer a la que se le podía pedir hacer cualquier cosa. Me mordió la oreja y me la quité de encima con violencia.
“Estoy completamente seguro. Por favor, respeta mi decisión” le dije un tanto molesto.
Se sorprendió de sobremanera. Quizás no esperaba el rechazo. Quizás no esperaba que me negara a la invitación de querer apagar la sed de los cuerpos. No, no lo esperó en ningún momento. Supuso que seguiría con el calido juego y ambos terminaríamos desnudos en aquella pieza. Pero la realidad era otra.
“¿Estás seguro?” volvió a preguntar, sin embargo ahora el tono de su voz era el de una luchadora rendida.
Sólo asentí. Me di la media vuelta. No había más camas en aquel departamento. No había donde escapar. Sólo me quedó cerrar los ojos y tratar de conciliar el sueño.

Al otro día, ya en la pega, estaba en el lineal tratando de capear el aterrador cansancio que me envolvía. Las cuatro horas de descanso no habían servido. Fue cuando Andrés apareció entremedio de la gente. Venía con su característico caminar pausado y su mirada de niño inocente. Un estupido, pero un estupido con buen corazón.
“Si me llegan a poner el gorro más adelante, sé que no va a ser porque el karma me está castigando” fue lo único que pude pensar.

lunes, 3 de enero de 2011

Día 2: Demian

Demian se sentó en la cama y respiró hondo. La noche estaba tan tranquila como la copa de un árbol sureño. Le pregunté qué hacía en la pieza. Comenzó a hablar de las festividades, de lo maravilloso que era que todos los seres queridos se reunieran en los días finales del año y de lo bien que se sentía experimentar esa sana nostalgia. Pero que más allá de vivir momentos de regocijo y celebración, el mundo no se detenía en el momento que daba una vuelta más al sol.
"El tiempo sigue transcurriendo, aunque sintamos que por algunos segundos se detuvo" dijo "Y las cosas malas siguen ocurriendo..."
Y me hizo ver el living de mi casa y en él un ataúd, mientras que en las otras moradas se podía escuchar el lejano instante en que el reloj subía sus brazos y marcaba las doce del día 31. Podía oír llantos ocultos en los rincones, pero no podía ver a las personas quebrandose en lágrimas por el ser que partía.

Fue un 67%. No un 70%. Necesitaba un 70%, pero no lo logré. Fue ese el porcentaje de mi examén en el ramo final del técnico en Telecomunicaciones. La cosa fue es que el profesor nos citó para el viernes siguiente al día de la gran prueba para ver todo lo respectivo a notas y para saber si pasabas o no. Pensé que aquella tarde ibamos a ser tres o cuatros en la reunión, pero llegó todo el curso. Era un grupo de no más de 30 personas las que querían saber si habían terminado el CCNA4. ¡30 personas!... Así que Agüero nos hizo pasar a la misma sala en donde rendimos el examén y comenzó a rellenar la tabla de notas.

Cuando supimos que habíamos pasado, y más que pasado, habíamos egresado, con Sebastían sólo pudimos ir a comprar un six pack de cervezas y nos fuimos a echar al pasto de la Costanera. Ahí sentados, disfrutando de la vista del Cristobal siendo serpenteado por la extensa autopista, tan sólo podiamos respirar, porque eso era lo que no habíamos hecho durante todo el semestre: Respirar.
"Lo hicimos" dijo.
"Al fin" agregué yo "Y es difícil creerlo. Asimilarlo"
"Pero ocurrió"
Sorbimos de nuestras cervezas, triunfantes, y preferimos no decir mucho.

El supermercado estaba lleno hasta los canastos. La gente desesperada por conseguir un pedazo de algo para tirar a la parilla, se agolpaba sudorosa e irritante en las filas para pasar a pagar a las cajas, reafirmando a cada segundo una ley que no necesita más investigaciones: el chileno siempre deja todo para última hora. Y yo estaba vigilando el lineal, atento al estupido sistema que en la mañana se le había ocurrido dejar de funcionar antes de la apertura, celoso de que alguna caja fuera a fallar, meneando como atrapado por una obseción las llaves de los terminales POS. Joselyn sonriente, como casi nunca ocurre para estas fechas, supervisaba junto a mí cualquier problema que fuera a ocurrir. Al parecer se había jactado del estrés pre-fecha fuerte y se había autoimpuesto la actitud de no-enojarse, lo que me dejó retirarme a las 5 de la tarde ese día, y no a las 18:30 como el día 24.
"Estás muy sonriente" le dije cuando llegó.
"Es que todos andan estresados por el día. Que los productos en sala, que la venta, que la competencia, que las cajas. Así que prefiero no dejarme envolver por las malas vibras. Hoy es año nuevo y pretendo estar feliz para despedir este 2010. Las balanzas están buenas. Las cajas igual. Mis operadores resolvieron la caída de la mañana. Tengo motivos para estar feliz" me dijo.
Le sonreí sorprendido. No tenía qué decirle.
Fue eso en que Anita, la jefa de fiambreria y Rita, la jefa de pasteleria, se acercaron. Ana lloraba. Joselyn les anticipó el paso e intercambiaron palabras. Le demanda del día, tenía metido a clientes que ven otros precios en los estantes, así que me dirigí a resolver unos problemas. Pasaron unos minutos, algunos clientes furiosos, uno que otro producto que anular y volví al lado de mi jefa.
"¿Qué le pasó a Anita?" le pregunté. Ambas jefas ya no estaban.
"Se le murió un primo" me confesó "Y el cabro trabajaba al lado"
Cuando dicén al lado se refieren al Tottus Puente Alto 1, el papí de nosotros.
"¿Estaba enfermo?" 
"No" me dijo descargando con su rostro una sentimiento de pena "Lo mataron"
No me produjo nada saberlo. Primero, porque matan gente todos los días y segundo, porque no lo conocía. Sin embargo a Joselyn se le ocurrió decir algo que me estremeció por completo.
"Imaginate tener que velar a un familiar justo hoy, cuando se acaba el año. El tiempo no se detiene. Las cosas malas siguen pasando"

sábado, 1 de enero de 2011

Día 1: El Segundo Punto

Fue como morir. Porque dicen que cuando se está muriendo, la vida pasa al frente de uno como en un segundo. Mi vieja estaba dando las gracias por la comida y por haber estado juntos en la cena, las velas se movían en un lento y placentero vaivén y Elvys nos cantaba Love me no sé cuantito de fondo. Y todo el año pasó frente a mis ojos. No quería que me ocurriera, pero pasó. Entonces un tipo te pesca la garganta y te la apreta hasta que los ojos se te cristalizan, mientras que millones de sensaciones se mezclan en tu pecho y te obligan a querer gritar. Pero yo hacía como que escuchaba a mamá, mirando hacia otro lado para tratar de esconderme del momento.
"Mira las lucecitas del árbol de navidad" me decía Guzt "Mira las putas luces y así te olvidarás"
"Ni el árbol más grande del Universo podría hacer que olvide todo lo que pasó" le dije "Debemos estar un tanto agradecidos por el año que se va"
"Pero querí puro llorar po', güeón" se burló.
"Y vo igual" le dije.
"Maldito año" me esquivó.
Desde la noche del terremoto hasta la tarde en la pieza de Peliroja. Todo, con lujo de detalle. Como la mejor película de mi vida. Con efectos especiales y toda la parafernalia.
"Es sólo un cambio de día más" me dije por dentro "Sólo otro día más. Nada de sentimentalismo y güeás. Un año más. Habrán años más difíciles y tú melancolico por éste? Pfff. No seas bobo"
"Fue difícil" me dijo Dones "No te culpes por sentir lo que estás sintiendo. Es normal"
"Gracias" le sonreí "Necesito de ti este año que viene"
"Siempre estaré ahí" me dijo devolviendome la sonriza "Lo sabes muy bien"
"¿Sabes? Es más facil sonreír ahora" le dije y miré la mesa.
La carne tierna y jugosa estaba en el plato esperando. Mi garganta ya estaba deshabitada de penas y angusitas. Ya respiraba con facilidad. Respiro con facilidad. Y despertar en la mañana pensando sólo en ti y en nadie más es lo más tranquilizante que me puede estar pasando.
"¿Qué haré hoy?"
Estupida sonriza en mi rostro de estupido feliz. El año sólo tuvo la mala suerte de acorralar momentos negros. Ahora sólo estaba tranquilo, respirando un aire frío. 

Sonreir es más facil.