martes, 11 de enero de 2011

Día 5: Un Respiro

La superación de etapas es como tener cancer. A veces la cachá de remedios te mantiene con una sonrisa en la cara. Pero en otras sientes que la vida te abandona sin poder evitarlo.

Después del nacimiento del planeta, todo estaba cubierto de frondosa vegetación y gigantescos bosques que se desparramaban en un grito de vida pura hasta donde la vista se vuelve borrosa. Espectacular era el momento en que los pies flotaban a kilómetros de la superficie y se podía contemplar todo el espectro verde que despedía aquel ente que vivía y respiraba y se mezclaba con la arena entre pantanos lodosos y gruesas raíces. Por eso los ángeles que habitaban en los omnipotentes alerces, cuidando de preservar el nuevo punto de existencia en el Universo, lo llamaron Tierra. Sin embargo, toda hermosa historia tiene como destino acabar.
Bajo un filmamento inestable, la constante caída de asteroides fue aniquilando a la población reinante, siendo deborada por poderosos e inmortales incendios. El planeta se defendió y dejó caer por cientos de años toneladas inimaginables de agua para poder calmar la furia de los cielos. Y así, el Gran Bosque fue seccionado y dividido por las miles de regiones que nacieron bajo el nuevo reinado del agua...
San Bernardo es una de esas comunas en Santiago que aún se resiste a la muerte del primer ser que existió en el planeta. Llegar a sus calles es escuchar los ecos de la batalla que se libró por seguir vivo y la presencia de las hileras de árboles que flanquean sus calles hacen notar que la resistencia nunca acabará.
Volví ayer a San Bernardo, allá donde Isabella vive. Volví a por un apoyo, y más que eso, por un respiro. 

Las personas son como son, y como dijo Karina, uno elije a los amigos aceptando tal y cual como vienen. La noche de ayer fue desestresante, porque empezar la semana carreteando Es desestresante, y qué mejor que ver como Isabella y Karina rién casi llorando de las tallas sexuales de Ibzeen. Son millones los recuerdos, desde el Monse hasta las fiestas de cumpleaños que se viven allá, y tan sólo puedo contemplarlas felices del momentos de paz que regala el proceso del rutinario día a día. Un respiro para que el mundo gire otra vez y el sol vuelva a salir. Un respiro que las haga olvidar las preocupaciones. Un respiro que las hizo vivir otra vez.

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