jueves, 21 de abril de 2011

Día 44: De repente

Fue de repente. Había vuelto de Los Vilos. Aún olía a mar en mis narices. Joselyn me llamó y me hizo bajar.
"¿Por qué estás en Contraloría?" le pregunté.
"Mauricio renunció" me dijo. La noticia me calló en frío "Si todo sale bien, yo quedaré a cargo de Contraloría, y tú de Informática.

De repente Jack me dijo "Voy a entrar la escuela de Carabineros"
Un viaje a Viña del Mar, donde su tío, lo dejó con la idea enganchada. Hace semanas que andaba en la búsqueda de nuevos horizontes. El hermano de su padre, oficial en la SIP, le conversó los beneficios y lo fácil que podría ser ingresar a la corporación. Me quedé impresionado a escucharle tan decidido, dispuesto a dejarlo todo, aunque le doliera el alma dejar todo acá.

Abrió los brazos y me abrazó. Era ese dulce olor y su suave cara otra vez. Sentí que era una parte del ciclo. Al parecer necesitamos discutir para que el reencuentro al tiempo sea más exquisito. Isabella se veía hermosa como siempre.

No quise hablar en los últimos capítulos del ascenso. En el blog pasado lo hice y todo quedó en Nada. Ahora  no lo hice, y ahora escribo esto como encargado de informática. El proceso demoró un mes, entre la aceptación por parte del gerente zonal, la entrevista psicológica en la central y el anuncio de las rentas, esto último sucedido del martes pasado. Así que de repente la capitán se fue a un buque y yo me quedé con el barco, aceptando a mi corta edad un reto demasiado grande. 
Pero que más da, ya estoy sentado en el puesto y nadie será capaz de hacerme salir de ahí. Es por mí y para mí. Más allá del cargo y la plata, es un momento que me tiene demasiado contento.

De repente no quiero ser exagerado, pero todo va demasiado bien.

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