martes, 31 de mayo de 2011

Dia 62: Impotencia

Segunda Parte y Final

"... Así se puede estar más preparado. Las cosas no nos impresionarán tanto cuando sucedan..."

Sudada e impotente, Elizabeth lloraba en mi pecho. Yo la tenía abrazada, dándole ese apoyo que poco sirve en situaciones en donde sientes que la injusticia te pateó hasta el cansancio en el suelo. 
No conociendo mucho de la disciplina, la argentina había dado golpes que descontaban puntos. Son los llamados low kicks, de los cuales debe haber acertado como cinco, si no más.  Eran peligrosos golpes de pie que iban al interior de los muslos, los que no fueron descontados de la puntuación final. Sin embargo, La Negra la tuvo la mayoría de la pelea sobre las cuerdas, dándole golpes a la cabeza y al estomago, haciendo que el gimnasio entero estallara en fervor y gritos.
Pero su hambre de triunfo y casi perfectos movimientos, no fueron suficientes para las calificaciones del juez brasileño, chileno y argentino. Obviamente, el que dio el 30 a 29 para Argentina fue el arbitro trasandino.
Impotencia era lo que le ahogaba el corazón y los pensamientos. La calentura de poder haber seguido dando golpes, sobre todo a una argentina, tontas güeonas con el ego por el cielo, le recorría electrizante el cuerpo, dejándole asomar lágrimas llenas de ira. Haberle arrebatado el título de campeona sudamericana habría sido mejor.

"... Si tropiezas o te va mal, el porrazo no será tan fuerte, previamente sabiendo que podía suceder. Nunca hay que ver todo color de rosa, porque en cualquier momento todo puede derrumbarse "

Hubo un fuerte problema, tan fuerte para hacerlo caer de esa forma. Quizás la explosión de una bomba a la que le quedaba pocos segundos. Jack estaba perdido en la pena y la exaltación del momento. De repente se vio haciendo algo, pero la pata ya estaba metida y no pudo revertir la situación.
Yo estaba a kilómetros y él sólo necesitaba una voz amiga. Pero no nos dejó de recoger el corazón, y digo nos porque Isabella también estaba al lado escuchando.

sábado, 28 de mayo de 2011

Día 61: Perder

Mi Negra
(Hazle click a los enlaces. Te permitirá conocer más del personaje)

Primera Parte

Mi viejo siempre dice:
"Para poner un negocio, hay que saber que pueden pasar muchas cosas malas. Nos pueden robar. Nos pueden estafar. Nos puede ir mal en la venta. Y montón de leceras más..."

"Maria Isabel de Argentina... 28 puntos" dijo el locutor. "Elizabeth de Chile... 28 puntos"
No sé si sentí alivio o emoción. El primer arbitro había decretado empate. Se sintió un murmullo general en todo el gimnasio.
"Segundo arbitro" dijo el hombre y un silencio nervioso se apoderó del lugar "Maria Isabel de Argentina... 28 puntos. Elizabeth de Chile... 28 puntos"
Hubieron algunas exclamaciones. La pelea había sido pareja, pero quedó la sensación que Elizabeth había conectados más golpes que la Argentina. El último arbitro definiría todo.
El locutor tomó la hoja de puntajes y se tomó un extraño tiempo para decir los resultados.
"Último arbitro. Elizabeth de Chile... 29 puntos. Maria Isabel de Argentina... 30 puntos. ¡Ganadora, Maria Isabel!"
Los únicos sacos de güeas que se pusieron a celebrar fueron los dos entrenadores argentinos y Maria Isabel. A parte de ellos, el gimnasio entero se quedó en silencio. Elizabeth, no satisfecha, esbozó una forzada sonrisa y abrazó a la ganadora. Con Ignacio nos miramos, lamentando lo ocurrido.
La Negra me había avisado hace unas dos semanas que vendría a Santiago el segundo fin de semana de Mayo a participar de un torneo de disciplinas de combate, en compañía de su federación de boxeo. Sería una pelea más para su corta carrera como boxeadora. Una gota más de experiencia. Pero no así menos importante. Invité a Ignacio para que me acompañara y también para que ambos se conocieran.
Con ella me encontré el día anterior a la noche de la pelea. Estaba tranquila, con ese desplante de parsimonia de siempre, y mentalizada a ganar. Sin embargo, la contienda no era cualquier encuentro. Finalmente, Elizabeth disputaría un título sudamericano y la defensora del trofeo era una argentina de 27 años, con dos de experiencia en el campo. Sin embargo, mi amiga estaba tranquila.

"... Entonces, para que el porrazo no duela tanto, hay que ser realistas y de antemano saber que pueden suceder muchas cosas. No esto diciendo que hay que ser negativos. Eso te impediría instalar un negocio. Pero sí saber qué cosas pueden pasar..." 

El sábado pasado viajé a San Bernardo a ver a Isabella e Ibzeen. Con Karina nos reuniríamos más tarde en una disco cercana. Compramos tres cervezas para partir la noche, que a ratos amenazó con dejar caer una tempestad. Estábamos compartiendo en el comedor de Ibzeen, cuando mi celular comenzó a sonar en el banano. Dejé el vaso en la mesa y saqué el móvil. Ya habían cortado y en la pantalla había un mensaje que decía:
"Llamada perdida de Jack"
Ingresé al registro de llamadas perdidas y extrañado disqué su número.
Cuando se abrió la línea, mi amigo, aflijido y desesperado, lloraba al otro lado de ella.
"Karev, quedó la cagá"...

jueves, 26 de mayo de 2011

Día 60: Una Idea Insignificante

¿Alguna vez te has puesto a Pensar que hubiese ocurrido si todo lo que conoces nunca hubiese existido? Y voy más allá del planeta, de la galaxia o del Universo. Voy mucho más atrás. Voy a la inexistencia de lo que nos creó, haya sido un ente o un accidente. Que nunca hubiese existido un lugar para albergar a toda esa supremacía
¿De dónde descendemos?  ¿De dónde viene todo lo que conocemos? ¿Para qué existe? Sin embargo, más allá de buscar respuestas al Origen, nos debemos preguntar que hubiese ocurrido si no hubiese existido Origen ¿Por qué Universos gigantescos y no otro tipo de realidad tan distinta, que ni siquiera este escrito te deja imaginar?
¿Por qué todo tiene que tener tangibilidad?
Y si somos energía eterna ¿Has pensado si tu mente no se pudrirá camino al infinito?


martes, 24 de mayo de 2011

Día 59: ¿Para qué?

Cuando notó que ella se bajó con él de la micro, se preguntó:
"¿Para qué hablarle? Si sé que todo tendrá un final. Quizás pasemos bellos momentos, pero todo acabará. ¿Para qué pasar por lo mismo otra vez? ¿Para qué volver a tener que superar y dejar que sus besos ya no sean una necesidad? Tendré que llamar a mi mejor amigo y perdirle que me ayude a olvidar. Y matar aún más la ilusión de que aquel complemento nunca existió"
Respiró hondo. Se aferró a la tira de su bolso y pasó caminando rápido a su lado.
Ella se preguntó:
"¿Por qué no me hablará?"

sábado, 21 de mayo de 2011

Día 58: Indigno

Por culpa de un resfriado, tuve que perder la dignidad dentro del cuarto de un hospital. Tendido de guata sobre la camilla, la enfermera me humilló, diciendome:
"Bajese el pantalón, pero no todo"

viernes, 20 de mayo de 2011

Día 57: Una Esperanza

Me defino como un amante de vieja escuela, aunque el tiempo haya moldeado algunos gustos y una que otra actitud. Cuidadosamente entregado. Algo despistado. Siempre con alguna idea que rompa el acto monótono de sentarse a decirse cosas y acariciarse. Ser 60% amigo y 40% pareja. Un poco más territorial que celoso. Y poco a poco ir dejando una pequeña huella en el corazón de la otra persona. Hacer que me importe poco al principio, para después dejar que eso llamado conexión valla creciendo con el tiempo.
Quizás algunas cosas han cambiado, pero...

"Viene él" dijo Demian.
Alguien tocó a la puerta.
"Yo abro" dijo Guzt.
"Viene a hablar de Stephany" agregó Demian.
"¡Genial!" dijo Guzt "Es hora de compartir experiencias de la vida como amantes" agregó y se paró de la silla.
"Hoy no debes hablar por nosotros" le dije "Demian, llevatelo"
"¡¿Qué?! No me puedes hacer esto" me reclamó.
"Él no necesita escucharte. Tus palabras son perdición y consejos oscuros. Él no necesita perderse más" le dije "Demian"
El vidente asintió y se lo llevó.
Yo le abrí la puerta.

Pero hay algo que quizás nunca cambiará en mí. Respetar por sobre todas las cosas la relación. Cosa que no me permite entender el por qué de tanto libertinaje en la mente de los demás. Se habla de diversión, de pasarla bien, de ser jóvenes y un montón de excusas baratas que sólo sirven para tapar la estúpida necesidad de pertenecer a un grupo que ve la infidelidad como algo normal. Al parecer ahora es preferible andar con la conciencia sucia y ser sínico antes que aguantarse la calentura de querer estar con otras personas. Como si el libido fuera un ser poderoso y existente sólo en algunos cuerpos.

Me contó de la vez que temprano se fueron a un motel. De las veces que se perdieron en donde los amantes se esconden del mundo, y eso significa abrir la mente y preguntarse dónde sería el último lugar que los buscarían. También de la declaración de amor. Stephany, sin darse cuenta, cruzó el límite y ahora ve al que es su amante como a una segunda oportunidad para ser feliz.
"Y esto es sólo un juego" declaró.
"¿Pero a ti te gusta?" le pregunté.
"Sí, pero quiero más a mí polola. Stephany me encanta como mujer, pero esto no llegará más allá. Ella tiene familia. Tiene un hijo. Un esposo. Yo no romperé todo eso, porque no hay un sentimiento en mí que la quiera conmigo para toda la vida. Quiero a mi polola. Ella me hace sentir bien. Me da felicidad..."
"Entonces, por qué sigues con Stephany" le pregunté.
No supo darme una buena respuesta. Aún vacilaba entre la fuerte atracción por ella y el sentimiento de querer hacia su novia.
"Se supone que querías más a Stephany"
"Eso es lo que creen todos" dijo sonriendo por la confusión de la situación.

Como decía Yessenia, es mejor andar con la conciencia limpia. Respetar para que te respeten. No hagas lo que no te gustaría que te hicieran. Y puedo seguir llenando este escrito con refranes acerca de lo mismo. Pero creo que sólo queda decir que si no respetas el nombre de lo que haces llamar sentimiento, dificilmente te respetas a ti mismo.

Hay algo llamado dignidad.

martes, 17 de mayo de 2011

Día 56: El Último

Todos entregan más de lo que reciben. Pero habemos tantos en el mundo, que nadie sabe quién es el que recibe nada.

domingo, 15 de mayo de 2011

Día 55: Nunca

(Hazle click al enlace. Te llevará a otros capítulos que te permitiran conocer más del personaje)                                                            
Guzt sentía adrenalina. Más que nerviosismo, era adrenalina. Como un niño apunto de cometer una travesura, le sonreía estando de pies, con las manos cruzadas detrás de la espalda.
"Entra tú primero"
Miró hacia el pasillo. No había alma caminando. Se giró hacia la bodega y dirigió fuerte el paso, entregado a que sucediera lo que tuviera que suceder. El cuartito ahogado en repisas llenas de ropas y cajas estaba atrapado en un cubo de silencio, siendo a veces azotado por el paso de algún ruido sin origen. Una tímida ampolleta se asomaba entremedio de los cerros de cajas con interior desconocido, alumbrando con vergüenza la maldad. 
Fue cuando ella entró.
"Estoy nerviosa" dijo.
"Tranquila" dijo Guzt, engrosando un poco la voz, para darle la sensación de decisión y control. Se acercó cariñoso, jurando ir de a poco.

Me llamó desesperado. La noche ya se había tragado por completo a Puente. Me tuve que devolver, sabiendo que no sería capaz de soportar las millones de posibles cosas que podrían haberle sucedido golpeándome la mente la media hora que dura el regreso a casa. Crucé la calle, esquivando un colectivo, cuidándome de las micros y entré nuevamente al supermercado. Me adueñé del teléfono de SAC y lo llamé.
No sé porque siempre me ha costado la primera vez. Quizás es la instintiva reacción de mi ser al primer estimulo. Desconocido. Lo escuché sollozando en el auricular. Nunca le había visto derramar una lágrima, pero esa noche estaba llorando al otro lado del cable.
"Sólo quería que me escucharas"
"Esto sirve de muy poco" le dije "No valdrá de nada si el día de mañana vuelves a lo mismo"
"Lo sé. Pero esto se acabó"
No tenía la lista en el bolsillo para anotar el número de veces que me había dicho lo mismo: Esto se acabó.
Reí para adentro. No me reiría en su oreja. 
Lo habían humillado otra vez. Otra vez pisoteado. Ahora él estaba sentado en esa silla, mirando el computador, con una sensación de asco e ira en la boca del estomago. Se habían reído a sus espaldas por un largo tiempo. Habían jugado a que juntos se pasaba mejor que cuando ella estaba con él. Había ganado otra vez, a costa de dolor y heridas a la dignidad. Pero qué importa. No hay castigo para sus errores. No tiene justicieros que la atrapen.
No supe qué sentir. Rabia siempre es la primera sensación. Pero luego recuerdo que de nada sirve luchar por él, si después todas las peleas pierden sentido cuando corre nuevamente a sus brazos. Entonces me convierto en un libro de mil páginas, en las cuales sólo se repite una frase: "Ya va a pasar"
Era el fin del ciclo. Se supone que no partirá nuevamente. Es lo que siempre promete. Es siempre la misma mierda. 
Se acabó.

Pero nunca acaba. Y lamentablemente me enteré de la forma que más odio.


viernes, 13 de mayo de 2011

Día 54: Crimen Perfecto

El crimen perfecto sería bajar de madrugada a comer torta y que al otro día con la misma canten el cumpleaños feliz.

martes, 10 de mayo de 2011

Día 53: Tu Mundo

Entre el paradero de la micro y mi casa, hay una batalla apocalíptica, el recuento de las tareas de la pega, una cita imaginaria y viente mil formas para hacerme rico.



domingo, 8 de mayo de 2011

Día 52: Click's

(Hazle click a los enlaces... te llevarán a otros capítulos del blog)

Elizabeth, estoy conversando contigo en estos momentos por Messenger. Piensas que estás loca y no puedes encontrar lo que tienes. Quisiera contarte que yo también a veces siento que la vida no tiene sentido y que ni siquiera todo el buen rato que estoy pasando me hace sentir tranquilo. Al final todos quisiéramos estar en otro lado y simplemente entre "A" y "B" hay una gran distancia. Pero nos toca lo que una sucesión de cadenas nos dejó y a veces queda la sensación de que tanto hacer no sirve de nada.
(Esto lo escribí ese día que me conecté tarde. Sé que hoy estás mejor)

A veces deseo estar donde no debes estar, abrazándote y susurrándote que todo pasará.

Veía "Inception" cuando algo me hizo click y me bajaron unas fuertes ganas de ir al computador. Eran las dos de la madrugada y al entrar a mi Muro, un mensaje de Belinda decía algo cómo "Viví algo parecido al Capítulo 48"

viernes, 6 de mayo de 2011

Día 51: El Último Tropiezo

Parte Final

Dones y Karev desaparecieron otra vez. Guzt no tuvo que noquearlos y tampoco esconderlos. Tan sólo el deseo de una viciosa sensación superó todos los parametros y su escencia se apoderó de los demás, tomando el control de la realidad y sus acciones. De los cuatros, el más tenáz y codicioso se quedaba con el poder, y se nota. Se nota en su forma de decir las cosas; siempre buscando una segunda intención. Y es adrenalinico para él pensar que casi nada lo detendrá.

"Me quedo"
Guzt no entendía muy bien esa extraña sensación de falsedad y excitación que conllevaba el acto de quedarse. Falsedad, porque lo dijo molesto, como si le hubiesen arruinado la noche, porque quería bailar y divertirse. Y excitación, porque se quedarían sólos... toda la noche, con un departamento entero para ellos.
Los demás se hicieron de sus chaquetas y salieron a buscar un taxi.
Él se sentó en uno de los sillones. Ella lo hizo en el otro. Se sentía demasiado silencio, después de todo el ajetreo de rizas y vasos chocando. Había tanta paz, que se lograba escuchar el agitado golpeteo de los corazones de ambos. Ninguno decía nada. Se hacían los tontos. Así era el juego. De a poco se iban deborando la situación, dejando que el jugo de la intriga se escurriera por sus labios, sintiendo ese extraño nudo de nerviosismo en el estomago de sólo imaginar donde iban a estar en la siguiente media hora.
"Sabes que el copete en exceso te hace mal. No entiendo tu actitud de querer ir más allá" la retó Guzt sinicamente.
"Si te quedaste porque te doy pena, te puedes ir" le dijo ella.
"¿Crees que me quedé por pena?" le preguntó él, mirandola directamente a los ojos, sabiendo con exactitud la forma en que tiene que mirarla para que ella le crea.
Ella no pudo decir nada. Estaba entregada a volver a caer, a tropezar con esa deliciosa piedra llamada vicio.
Como la niña asustadiza que corre a los brazos de su protector, se levantó del sillón y se sentó en sus piernas. No le dijo nada. No necesitaba decir nada. Con los labios comenzaron a rozarce el rostro y a acariciarse suavemente, justo y tal como le gustaba al otro. El departamento se silenció aún mas...
Fue la última vez que se vieron.

"¿Tu pololo sabe que saliste?" le preguntó Guzt.
"No, no tiene idea" contestó ella con una risitia demoniaca.

martes, 3 de mayo de 2011

Día 50: Taquicardia

Parte Dos

Un tímido beso. Sus ojos tienen ese cautivante brillo, que llegaba a hacer que se perdiera en laberintos penumbrosos. Delgada, pero tangible. Jack sonreía burlesco al lado de él. Salieron sin decir nada. Era el juego previo: no pescarse, para después pescarse. El centro de la ciudad era movido a esas horas de la noche; los vehículos se desplazaban a alta velocidad, llenos de diversión y conversaciones, dirección Bellavista. Los trabajadores arropados por el frío de madrugada, se agolpaban dándose calor entre todos bajo el paradero, esperando la troncal que los llevará en una hora de viaje de regreso al tan anhelado hogar, imaginando la escena de sus hijos durmiendo bien tapados. Los edificios iluminados por sección y ventanas con cortinas sucias forman el camino hacia la carretera. 
Esa noche se fueron caminando.

Karev cerró nervioso la ventana de conversación en Facebook.
"¿Qué onda?" le preguntó Guzt.
"Ella pololea. En enero se casarán. No puedo seguir con esto"
Guzt quedó boquiabierto, no entendiendo la estúpida e ingenua actitud de él. A su parecer, lo que sucedía no era algún tipo de pecado capital. Era sólo diversión. Un rato de goce.
"Estás siendo demasiado extremista" le dijo, abriendo nuevamente la ventana "Déjame esto a mí"
"Como quieras" contestó Karev y salió del cuarto.

Jugaron al alcohólico y destructivo juego llamado "La Cultura Chupistica". En realidad así partieron. Jack no se caracteriza por ocupar lo que sabe en situaciones de presión, así que perdió en reiteradas ocasiones. Los compañeros de David, de variadas edades y situaciones sociales, hicieron el peso en el juego. Guzt no se guardó ningún arma y sacó a relucir todo lo que sabía en cultura. Ella perdía de adrede, quizás. En el departamento, cercano a estación Santa Ana, había de la fermentación que se pidiera. Pero lo que más se bebía era whisky y tequila. Una poderosa y nociva combinación.
En eso, viene el momento en que de repente algunos se paran al baño, se forman grupos de conversación, de un lado hay risas, en el otro hay seriedad y otros desaparecen. Un güeón te habla como si se conocieran de toda la vida. Guzt se reía con los compañeros de David y debes en cuando conversaba con ella. En un rato más partirían a la disco. Ahí iban a bailar, a rozarse y besarse ebrios como siempre ocurría, olvidando todo el dolor. 
Fue cuando entre rizas y críticas de cine, que Jack y ella desaparecieron de escena.

"Ayer hablé con ella" le dijo Joselyn a Karev "Parece que la cosa va en serio"
"No creo" respondió Karev ecéptico "El otro día le tiré un palo pa' ver si picaba, y me respondió negativamente"
"Estás mal, Karev. Ayer hablamos y me dijo que no sabía como responder a las cosas que le decías. Acuérdate que nunca a gorreao al marido. Tú sabí que a todos les cuesta la primera vez po'"
Hubieron rizas espontaneas por la talla.
"Entonces la trataré con delicadeza" dijo Guzt, apoderándose del teléfono.

Gutz prometió perder interés en la desaparición de ambos. Eran grandes y podían hacer lo que quisieran. En eso apareció Jack con un rostro de preocupación.
"Guzt, acompáñame. Ella no está bien de salud"...

domingo, 1 de mayo de 2011

Día 49: Revoluciones

Parte Uno

Había pasado antes. El mundo no se percató, pero sucedió. La revolución llega cuando el alma de Guzt se agita con agonía y quiere volver a emerger. Lo hizo hace unos dos años. Y ahora volvió a ocurrir.

"Entonces nos juntamos en La Cisterna" le dijo Dones.
"Si, choro. En La Cisterna"
La noche estaba oscura para hacer maldades, como dice la canción, pero Karev tomó la decisión de respetar lo que había con la candidata a quedarse con el puesto de novia.
Sólo sería una noche de un incomodo reencuentro, un par de bailes y volvería a Puente Alto. Nada más. Sólo tocar el límite y regresar. A demás, hace tiempo que no veía a David. Ese era el objetivo; verlo a él y no ser víctima de un tropiezo casual.
Karev colgó su celular y se colocó la chaqueta. En eso algo pesado y frío se dejó caer sobre nuca y cayó de bruces al suelo. Su vista se nubló penosamente y sólo pudo ver los pies de él.
"Lo siento" le dijo Guzt.
Dones sintió el caer de algo pesado, pero no tomó en cuenta. Siguió lavándose los dientes. Fue cuando en el reflejo del espejo apareció la misteriosa presencia del rebelde del grupo, con su mirada tenaz y una pequeña sonrisa de adrenalina en los labios. Dones sólo alcanzó a soltar el cepillo de dientes para poder defenderse, pero Guzt ya lo había noqueado con el martillo de su padre.
Los arrastró a los dos al sub-mundo y los dejó escondidos ahí.
Demían le había dicho que venía un extenso periodo en que él y Dones desaparecerían por deseo de Karev. No le pudo decir que ocurriría, sólo los hechos con respectó a su persona. Entonces Guzt no lo pensó dos veces y preparó un plan perfecto para divertirse la última noche de su existencia. Sería una noche junto a la única mujer que sabía como hacerle para divertir.


"¿Karev y Dones?" le preguntó Jack, cuando se encontraron en La Cisterna.
"Les salió otro carrete a última hora"
A Guzt no le costaba mentir.
Tomaron la Línea dos dirección Mapocho. Aquella noche sería inolvidable...


(Un especial saludo a mis amigos de Singapur y Malasia)
(A special greeting to my friends in Singapur and Malasia)