Me defino como un amante de vieja escuela, aunque el tiempo haya moldeado algunos gustos y una que otra actitud. Cuidadosamente entregado. Algo despistado. Siempre con alguna idea que rompa el acto monótono de sentarse a decirse cosas y acariciarse. Ser 60% amigo y 40% pareja. Un poco más territorial que celoso. Y poco a poco ir dejando una pequeña huella en el corazón de la otra persona. Hacer que me importe poco al principio, para después dejar que eso llamado conexión valla creciendo con el tiempo.
Quizás algunas cosas han cambiado, pero...
"Viene él" dijo Demian.
Alguien tocó a la puerta.
"Yo abro" dijo Guzt.
"Viene a hablar de Stephany" agregó Demian.
"¡Genial!" dijo Guzt "Es hora de compartir experiencias de la vida como amantes" agregó y se paró de la silla.
"Hoy no debes hablar por nosotros" le dije "Demian, llevatelo"
"¡¿Qué?! No me puedes hacer esto" me reclamó.
"Él no necesita escucharte. Tus palabras son perdición y consejos oscuros. Él no necesita perderse más" le dije "Demian"
El vidente asintió y se lo llevó.
Yo le abrí la puerta.
Pero hay algo que quizás nunca cambiará en mí. Respetar por sobre todas las cosas la relación. Cosa que no me permite entender el por qué de tanto libertinaje en la mente de los demás. Se habla de diversión, de pasarla bien, de ser jóvenes y un montón de excusas baratas que sólo sirven para tapar la estúpida necesidad de pertenecer a un grupo que ve la infidelidad como algo normal. Al parecer ahora es preferible andar con la conciencia sucia y ser sínico antes que aguantarse la calentura de querer estar con otras personas. Como si el libido fuera un ser poderoso y existente sólo en algunos cuerpos.
Me contó de la vez que temprano se fueron a un motel. De las veces que se perdieron en donde los amantes se esconden del mundo, y eso significa abrir la mente y preguntarse dónde sería el último lugar que los buscarían. También de la declaración de amor. Stephany, sin darse cuenta, cruzó el límite y ahora ve al que es su amante como a una segunda oportunidad para ser feliz.
"Y esto es sólo un juego" declaró.
"¿Pero a ti te gusta?" le pregunté.
"Sí, pero quiero más a mí polola. Stephany me encanta como mujer, pero esto no llegará más allá. Ella tiene familia. Tiene un hijo. Un esposo. Yo no romperé todo eso, porque no hay un sentimiento en mí que la quiera conmigo para toda la vida. Quiero a mi polola. Ella me hace sentir bien. Me da felicidad..."
"Entonces, por qué sigues con Stephany" le pregunté.
No supo darme una buena respuesta. Aún vacilaba entre la fuerte atracción por ella y el sentimiento de querer hacia su novia.
"Se supone que querías más a Stephany"
"Eso es lo que creen todos" dijo sonriendo por la confusión de la situación.
Como decía Yessenia, es mejor andar con la conciencia limpia. Respetar para que te respeten. No hagas lo que no te gustaría que te hicieran. Y puedo seguir llenando este escrito con refranes acerca de lo mismo. Pero creo que sólo queda decir que si no respetas el nombre de lo que haces llamar sentimiento, dificilmente te respetas a ti mismo.
Hay algo llamado dignidad.
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