Extraño los vehículos dirigiéndose a cualquier lugar. Tu voz susurrando en el celular. Verte sonreír como si no lo hicieras hace muchos años. El sol siempre era el que se iba primero, tras el destello de un atardecer tibio y rojizo. Me robabas la vida en un beso. Surcabas mis sensaciones con tus manos delicadas. Eras ese sueño que no se quiere despertar, el que tu mente te impide desvanecer. Eres el cuerpo que siempre quise recorrer.
Noches ilegales en taxis escondidos, cruzando la ciudad lejos de nuestras vidas reales, en donde la oscuridad siempre fue compañera y cómplice. Los encuentros a horas creadas a parte de las veinticuatro. El bar en donde me hacías sentir único. La estación de metro en donde por primera vez te besé. Y te juro que quise gritar del sentimiento que me invadió al tocar tu tierna boca.
Somos esas extrañas personas con extraños lazos, que parecen venir de vidas pasadas. No somos el cliché de pareja. No somos la historia bonita. Somos la historia única. Somos todo lo que necesitamos. Pero respiramos dentro de esta rara realidad, en donde el inocente es juzgado y el culpable liberado, y los que deberían amarse sin interrupción, están ahora viviendo en pesadillas y vidas traspuestas, esperando el milagro... el gran milagro.
No recuerdo la primera vez que nos vimos. Quizás no fue importante. Pero si recuerdo que te fue inevitable sonreír.
Te quiero...
¿Qué te llevó a escribir esto?... tengo algunas especulaciones :o
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