Hola. ¿Estás ahí?
El universo parece tan bello esta noche. A veces me gustaría saber que hay en las estrellas que tan atentas nos miran. Los vehículos corren al revés. Me besas como si nunca más me fueras a ver. Como si fuera el adiós.
Sé que me extrañas. Es raro... Quizás un poco más arriba de esta realidad, de este estar, hay líneas de energía que permiten transportar los pensamientos. Toda una red que interconecta lo que en nuestros cerebros se genera. Te puedo escuchar. Te puedo sentir. Te sientas de forma extraña. Ya está oscureciendo. Sé cosas que no debería. Escucho lo que no debo. Estás tecleando un computador. Hablando con un hombre por teléfono. Nosotros no necesitamos un teléfono.
Te acuerdas que te hice explotar. Te imaginas a los dos en una playa, abrazados y sin nada que decir. Reímos y no nos complicamos. Juego a que te controlo. Y en verdad te controlo. Entonces te colas en mis huesos y en mi piel. No quieres que esto nunca acabe. No quieres que el siguiente segundo acabe, pero a la vez quieres estar en el siguiente.
Bailamos en la disco. Nos miramos por primera vez hace unos años y quisas sentimos algo en ese momento, pero no lo notamos. Cuando ángeles eramos amigos. Quizás amantes también. Corría a tu árbol y te llevaba a la aurora.
Mi celular vibra. Dice "Emilia. Llamada entrante". Te digo "Emilia, te quiero". Estoy tirado en el suelo y tú riendo. Estoy debajo de la cama. En el techo.
Hola ¿Estás ahí? Sí, sí sé que estás ahí y me escuchas perfectamente.
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