martes, 19 de julio de 2011

Día 79: Fracasar

Lo único que podía hacer era recordar la primera vez que había perdido 18 mil pesos como cajero. Fue el sábado y domingo de Semana Santa del 2009. No quería volver. Quería escapar o por lo menos saber en qué me había equivocado. Te frustras y te sientes el peor en lo que haces. Logras percibir la puesta en tela de duda de si eres capaz o no de estar en donde estás.

"¿Cuanto falta?" escuché que preguntaba alguien en voz baja, como preguntado cómo había muerto el finado.
"Cuarenta millones"
Nunca podré olvidar el rostro de angustia y fracaso de todos los presentes, sumado a la demacración del sueño a las 7 de la madrugada. Faltaba mucho dinero. Todo lo realizado en seis meses no había servido de nada. El inventario del supermercado estaba terminando a esas horas y al mismo tiempo nos estabamos convirtiendo en el peor local de la cadena.

El sábado perdí ocho lucas. Monica me alentó a volver el domingo con nuevas energías y teniendo en mente ser más precavido.
"Mira, Omar, a todos les pasa. Todos los cajeros en algún momento pierden plata. Así que no te achaques. Mañana sólo preocupate de contar bien el dinero al momento de recibirlo o entregar un vuelto. Cuando cuadres en la noche, vuelves para contarme como te fue" me decía.
Llegué a tesoreria en la noche el domingo de Resurreción y la jefa del departamento me dice.
"Le faltan diez mil pesos, joven"

Alan, en compañia de "alguien" como nos dijo ese día, dormitaba en su cama. A momentos abría los ojos, sintiendo el cuerpo cortado por el trasnoche, y se preguntaba cuanto faltaba para que terminara el inventario o cómo había salido, siendo que el inventario había terminado hace unas veinte horas. Él ya estaba en su casa y una parte de su mente no podía aceptar haber fracasado.
"Tratar es el primer Paso hacia el Fracaso"
Joselyn no pudo llegar a dormir a su casa, y al igual que yo se preguntaba en que momento había perdido los "18 mil pesos". Y es que poner su firma en un informe que se va a la central y literalmente dice que se hicieron mal las cosas, es algo que sin lugar a dudas te quita el sueño y algunas cosas más. Quizás deseó haber estado en informática y que ese peso haya caído sobre otra persona y no sobre sus hombros.

No acostumbramos a fracasar. Cuando el tiempo avanza y no hay críticas, se piensa que las cosas se están haciendo bien. Al acostarme ese domingo, antes de quedarme dormido, mi cerebro sólo pudo despedir este último pensamiento:
"Volveré el próximo jueves y juro por mi vida que nunca más cuadraré mal y seré el mejor cajero"

Nunca más perdí plata y a los seis meses ya era asistente de informática.

Perseverancia.

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