sábado, 20 de octubre de 2012

Día 205: Caminos

Día 9, Parte 4

Leandro agonizó dos minutos. Luego dejó de respirar. John dejó su mano sobre el asfalto y con paso firme se dirigió al capitán, no temiendo a la latente orden de abrir fuego en contra nuestra.
"Déjenos llevar ese estanque a Concepción" le pidió.
El capitán, boquiabierto, no pudo soltar palabra.
"Teniente" dijo de pronto Silva.
El uniformado se giró y pudo ver porqué el cabo había detenido su caminar. El muchacho que había sobrevivido a la zona cero, el que había llevado consigo el estanque de gas, el que había salido en el último avión desde Manuel Avalos Prado y había escapado de una matanza ejecutada por desesperados pobladores, ahora estaba de pies, respirando agitadamente, mirando con ojos completamente negros el cuerpo del teniente, jadeando hilos de sangre por sus labios... infectado.
Leandro había optado por la muerte para dar vida. Había sacrificado su existencia para salvar la de los demás. En ese momento, el capitán ya había decidido dejarnos pasar.
"Traigan una soga" le dije al soldado enmascarado "Hay que amarrarlo"
En eso, el joven comenzó a avanzar deseoso de devorarse a John. Nosotros tres no supimos qué hacer. Fue imposible no recordar el momento en que Joan se abalanzó sobre mi ser y trató de asesinarme. Sólo había que pensar que no había Leandro. Era únicamente carne, huesos y una insaciable hambre caníbal.  Aún así, teniendo todos esos antecedentes en mano, John no podía moverse. Parecía no formular la idea de tener que matar al infectado que se le estaba acercando.
Pero no fue necesario. Un francotirador puso una certera bala en la cabeza del muchacho, haciendo que un pedazo de cráneo y algunos sesos explotaran y cayeran en el suelo junto al cuerpo del infectado.

El cuerpo del sobreviviente fue lanzado a una fosa común, en donde otros cuerpos de infectados cazados ardían bajo un fuego eterno. John y Silva serían los encargados de llevar el estanque a La Serena en el comboy que saliera lo más pronto posible. Allá explicarían todo con lujo de detalle, acompañado del informe del capitán que vio como un chico saludable se convertía en zombie después de beber la toxina. Yo sería re ubicado en alguna casa de Concepción. De pronto todo por algún momento fue luz. Parecía que pronto despertaríamos de la pesadilla.
"Gracias por rescatarme" le dije a John después del abrazo.
"Algún día te contaré en detalle la historia de tu rescate" me dijo sonriendo "Ahora debes seguir buscándola"
Sara apareció durmiendo la tarde de la víspera de año nuevo. Sara me estaba esperando a la bajada del metro. Sara me dijo que me amaba la última vez que la vi.
Asentí esperanzado.
John y Silva se alejaron de mí en un jeep, portando el tanque de gas rescatado de la zona cero. Iban con un pedazo de luz en medio de toda la oscuridad.
Yo seguiría con mi búsqueda.


Continuará...

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