"Mañana conversamos" me dice
Decidida toma su chaqueta y su cartera y se retira del lugar. De sus dedos cuelga su cigarro fiel.
Entonces me pregunto a dónde va. Dónde pierde los pasos y la razón. Dónde queda lo que no quiere, pero disfruta. Goza. Ama. Dónde queda ese paraíso que tan luminoso se ve bajo olas de alcohol, del roce, del apetito caníbal de otros labios, que al amanecer se rebalsa en un tormentoso infierno que la aleja millones de años luz de la persona que busca ser. Persona que se pierde en cada auto que toma. Persona que muere tras cada perdida de conciencia.
Karina toma el tren que llega a la estación que sirve para sanarse. El problema fue que Karina no sabía que las medicinas en excesos se convierten en adicción, y lo que curó las heridas profundas se convierte en la gangrena del corazón.
Karina camina sin mirar atrás. Que ganas de correr tras ella.
No escucharía razones.
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