Verla besandolo, es como si lo apuñalaran sin darse cuenta. Después viene un amigo y nota su camisa manchada con un extraño color rojo marrón. Se revisa y se ve la escabrosa herida rebalsada en sangre. Se le contrae el pecho por la desesperación. Su presión sanguinea sube. El dolor se quema a fuego lento sobre su costado. Y luego cae.
Los ve y no le pasa nada. No le da pena. No le da rabia. No le da impotencia. Nada. Su cerebro parece estar entrenado para fingir ser nadie en toda la incomoda escena. "Lo quiere más a él" le dice. Pero no se mueve. Soy nada. Soy un espacio en el espacio.
Los rayos del sol atraviesan con intención la ventana. Se despierta con la cabeza partida en dos por la resaca. Y es en aquel momento que se da cuenta que le destrosa el alma viendo como se quieren.
"Me siento raro" le dice a Guzt
No le dice nada. Sólo niega con la cabeza.
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