viernes, 20 de marzo de 2020

Detrás Del Altar - Capítulo 1 - Parte 2

Ya es casi la una de la madrugada. Un doctor se está refregando las manos con jabón quirúrgico, dispuesto a entrar a pabellón. Está observando a enfermeras preparar al paciente, a auxiliares alistar los instrumentos de operación, cuando de pronto se corta la luz y todo queda a oscuras. Ha ocurrido otras veces. Sólo debe esperar a que el generador prenda su motor y a abastecer de nuevo con luz todo el lugar. Se queda quieto esperando, y esperando. El generador no ha funcionado. Una enfermera encendió la linterna de su celular. El foco lo encandila al pasar por sus ojos. Todos están esperando a que el generador prenda, pero ya han pasado unos minutos. Nunca tarda tanto.
-Nadia ¿Puede llamar a central de guardias? Dígale que se cortó la luz y el generador no subió- le pide el doctor a la enfermera que encendió la linterna de su celular.
La muchacha se alumbra el sendero hasta el teléfono que pende de una pared de cerámicas blancas y descuelga el aparato.

Angelo le enseña a Francisca a usar las planillas de procedimientos de seguridad en el hospital. Ambos llevan sentados una hora frente a un computador. Los interrumpe un teléfono que suena sobre el escritorio que están. La joven toma el auricular para responder.
-Central guardias. Buenas noches-
-Buenas noches. Estamos sin luz en el edificio Infantil-
Francisca se pone el aparato contra el pecho y mira a Angelo.
-En el edificio Infantil dicen que están sin luz.
-¿Hace cuánto rato?- pregunta Angelo.
Francisca se cuelga del auricular otra vez.
-¿Hace cuánto que están sin luz?-
-Cinco minutos. Pueden revisar, por favor. Estábamos a punto de iniciar operación.
-Dicen que hace cinco minutos.
Angelo se frunce y mira el mapa de estado de energía de los edificios de las distintas especialidades médicas. Era un plano emplazado sobre una pizarra, con led de luz. Cada luz representaba a cada edificio. Efectivamente el departamento Infantil y Neonatología estaba sin energía. Y por supuesto, el generador no había funcionado.
Extraño, pensó. Toma el radio y abre la comunicación.
-Atento Zeta-

-Atento Zeta. Cambio- escucha don Gabriel que chicharrea la radio. Estaba masticando un pan con jamón que le había enviado su esposa. Masca rápido, traga, se limpia los bigotes como si su interlocutor lo fuera ver y presiona un botón de la radio.
-Le copio. Cambio-

-Jefe, el edificio de Neo está sin luz- contesta Angelo mirando las pantallas con las cámaras de seguridad, mostrando todos los rincones del hospital. –El generador no subió. Ya llevan siete minutos sin energía. Cambio- Las imágenes muestran el edificio de tres pisos en total penumbra.
-Vamos a revisar. Fuera- contesta don Gabriel por la radio.
-Francisca, voy con Zeta al edificio de Infantil. Llame por teléfono a hospitalización para saber si están bien- le dice Angelo.
La joven asiente. Se gira sobre su silla y toma el auricular.
-Ya van a revisar- cuelga y marca cuatro dígitos para comunicarse con hospitalización Infantil.

El edificio Infantil y Neonatología está emplazado al final del terreno del hospital, considerando que Urgencia está en el acceso de éste. Angelo sale desde una oficina en Urgencia, se pone una gorra y se cuelga una radio a su cinturón. Camina apurado hacia la primera salida que ve y toma dirección hacia las calles que bordean por el sur al centro hospitalario. Don Gabriel lo espera afuera de una sala que tienen cuando se toman un tiempo libre.
-Más rápido, hombre- lo apura.
-No quería molestarlo, jefe- se disculpa el joven.
-Tranquilo. Vamos a ver qué hueá pasó con el generador.
Ambos se abren paso por la noche quieta camino hacia el fondo del hospital.
-Mañana mismo voy a llamar al eléctrico para que venga a revisar ese aparato. Nunca funciona bien, bien- se queja el jefe de seguridad.
-Creo que estaban por empezar a operar- agrega Angelo.
-Imagínate. Un respirador artificial sin energía puede ser mortal para un paciente. Eso no puede estar así, sin prender o qué sé yo- brava Gabriel.
-Angelo. Cambio- chicharrea la radio.
-Te copio- dice Angelo al descolgarse el aparato.
-Hospitalización no me contesta- resuena la voz de Francisca en el parlante.
Un silencio les cierra la boca.
-He llamado varias veces. No hay respuesta. Cambio.
-Está la señora Rita de turno hoy- lanza el joven.
-Debe estar vigilando las salas. No te preocupí por eso- dice don Gabriel.
-Zeta. Cambio- suena la radio del jefe de seguridad.

-Te copio- le contestan a Gerardo.
-Estoy llegando al tablero eléctrico. Lo voy a revisar. Cambio
-¿Estabas cerca? Cambio- pregunta Gabriel.
-Estaba en Maternidad. Escuché un auto frenando brusco. Así que me acerqué. Voy al tablero. Fuera.
Gerardo ya estaba rodeando el edificio. Toda la estructura estaba en completo silencio y penumbra. Enciende su linterna. Apresura el caminar; hace frío. Logra visibilizar el tablero eléctrico que alimenta de energía al edificio. Todo normal. La puerta del compartimiento estaba cerrada. Abre la placa de metal y observa el tablero. Está todo apagado. Jala el interruptor general, hacia arriba y hacia abajo. No sucede nada. Es entonces cuando su linterna por coincidencia ilumina los cables de alimentación principal. Gerardo se lleva una mala sorpresa. Los cables están cortados.

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