Déjame.
Estoy roto. No te mereces los pedazos de cristal.
Déjame.
Tus murallas cayeron. Se desvanecieron varias caricias atrás. Y vi las luces de lo que de verdad hay en el dormitorio que decidiste cerrar hace tiempo. Quieres creer, pero nadie está esperando al otro lado del puente. Nadie confirma que sí puede haber un final feliz, aúnque sea un instante. Quieres el instante, porque no crees en la eternidad.
No te puedo brindar aquello. Quiero hacerlo. Fallezco por hacerlo. Quiero darte un domingo y una siesta, un viernes y un mar bravo, un lunes y un desayuno. Quiero porque quiero, no porque lo merezcas, no porque quiero reparar alguna historia rota. Quiero, porque quiero estar ahí y ver tus ojos cuando ocurra. Pero no puedo, corazón. Nos conocimos en el momento equivocado, en la historia equivocada. Voy volando sin un motor y no te mereces caer del cielo otra vez.
Duele. Quema. Pero es el momento en que tengo que hacer un cambio, y va a tomar tiempo. No te puedo hacer esperar. No puedo repararme contigo esperando a las afueras.
Déjame.
Aunque no quiera, aunque quiera que te quedes, aunque quiera tu cuerpo y tu risa, déjame.